Antes de la pandemia, los agentes de la automoción estábamos inmersos en la transformación del sector. Desde UGT FICA reclamábamos 23 medidas para abordar este proceso con las máximas garantías para mantener a nuestra industria del automóvil como referente a nivel mundial y, sobre todo, para asegurar el tejido industrial y los más de dos millones de empleos que genera.

Lamentablemente, la pandemia ha acelerado esta transformación y ha obligado a posponer medidas que debíamos haber abordado con anterioridad y a tomar otras como los ERTES. Sin embargo, esta situación eventual no puede hacernos olvidar las medidas reales que necesita el sector para afrontar el futuro sin dejar a nadie por el camino. Porque cualquier transformación que abordemos debe ser, ante todo, justa. Estoy convencido de que, si no abordamos el problema ahora, más pronto que tarde vamos a darnos de bruces con un escenario más negativo.

"Revoltijo de medidas"

Es cierto que algunas de nuestras propuestas se han plasmado en acuerdos, pero hay medidas anunciadas unilateralmente por el Gobierno que van en sentido contrario. Frente a la transición ordenada que demandamos, asistimos a un revoltijo de medidas que ensanchan la brecha social de movilidad y contribuyen a destruir empleo. En nada ayudan propuestas como la criminalización del diésel y la gasolina, el incremento de la fiscalidad o la generalización de peajes, entre otras ocurrencias.

Desde UGT FICA apostamos por un ecosistema medioambiental sostenible, pero no a costa de nuestro tejido industrial y nuestro empleo. Si el Gobierno sigue desoyendo la voz de quienes conocen el sector, la industria automovilística tiene las horas contadas. Y eso no lo vamos a permitir.


Este artículo ha sido publicado en la revista del Barómetro Auto Mobility Trends 2021 de Coche Global y Metyis, que se puede consultar de forma íntegra en este enlace.