Nissan sacó provecho de su plan de reducción de costes, que incluyó el cierre de la fábrica de Barcelona, y de la ayuda que supuso el cambio favorable del yen japonés. El resultado es que el fabricante automovilístico dejó atrás dos años de pérdidas y registró un beneficio neto de 215.533 millones de yenes (unos 1.590 millones de euros) en el ejercicio fiscal de 2021, cerrado en marzo de 2022.


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La compañía japonesa registró un beneficio operativo de 247.307 millones de yenes (1.825 millones de euros), mientras que la facturación de Nissan creció un 7,1 %, hasta 8,42 billones de yenes (62.190 millones de euros). Estas ganancias permitieron a Nissan realizar una contribución positiva de 49 millones de euros a los resultados de Renault, su accionista principal. Renault indicó que, tal y como se había anunciado con anterioridad, el impacto negativo vinculado con sus operaciones en el mercado ruso se anotó el 23 de marzo y tendrá un efecto sobre Nissan, ya que posee un 15% de Renault.

Menos ventas, pero de más "calidad"

El fabricante japonés aseguró que la mejora se debió, en parte, a "la calidad de las ventas" y a un cambio de divisa favorable, pese a una disminución del volumen total de vehículos comercializados y al encarecimiento de los precios de las materias primas.

En meses recientes, el yen se ha devaluado fuertemente con respecto al dólar y otras monedas como el euro, una tendencia que beneficia las remesas extranjeras de las compañías niponas al repatriarlas. Esta debilidad tiene, no obstante, otro efecto indeseado para las corporaciones niponas, el encarecimiento de la importaciones de materiales y otros recursos, que Nissan ha sorteado por ahora.

"Nissan ha conseguido exceder sus previsiones anuales en volumen de vehículos. Vendimos 3,8 millones de unidades", dijo durante la presentación de los resultados el director financiero de Nissan, Ashwani Gupta, que definió estas cuentas como "satisfactorias".

El fabricante japonés vendió concretamente 3.876.000 vehículos en los 12 meses hasta el 31 de marzo, lo que representa un 4,3 % interanual menos y le llevó a perder cuatro décimas en su cuota de mercado, que bajó hasta el 4,9 % en el período. Las ventas de vehículos de Nissan se redujeron en mercados como el japonés (-9,5 %) el norteamericano (-2,4) o el europeo (-3,3 %), pero crecieron en China (+5 %) y regiones como África (+10 %).

El efecto del cierre de Barcelona

Gupta señaló que, entre los factores que permitieron la vuelta al positivo de sus cuentas, está la reorganización de sus líneas, por la que ha efectuado una reducción de la producción del 15 % desde el ejercicio de 2018 y que le ha permitido ajustar la producción a la demanda, optimizando sus operaciones. En el marco de esta reorganización, Nissan cerró la fábrica que tenía en Barcelona, que contribuyó a una "reducción significativa de los costes fijos", añadió el director financiero.

Pese a estos resultados, Nissan se suma al pesimismo esgrimido por otras corporaciones japonesas en sus previsiones para 2022. Entre los factores para ello mencionó el encarecimiento de la energía, el coste creciente de la importación de materiales, los persistentes problemas en las cadenas de suministro derivados de la pandemia de covid-19 y la carestía de semiconductores, cuyo impacto dijo haber notado intensamente en el último trimestre del ejercicio.

"Estos cambios continuos en el mercado están creando incertidumbres sin precedentes", dijo Gupta. Por ello, para el ejercicio en curso, que se prolongará hasta finales de marzo de 2023, Nissan estima que su beneficio operativo caerá un 30,4 %, hasta 150.000 millones de yenes (unos 1.110 millones de euros); aunque prevé un incremento del 1,1 % en el operativo, hasta 250.000 millones de yenes (1.850 millones de euros).

Por lo que respecta a su facturación, la automovilística prevé un incremento del 18,7 % interanual, hasta 10 billones de yenes (74.000 millones de euros). Nissan también espera que su comercialización de vehículos crezca, en este caso un 3,2 %, hasta vender 4 millones de unidades.