Nissan se va de Cataluña. No dejará prácticamente nada, más allá de los concesionarios y de la estructura comercial. La multinacional japonesa ha pasado este jueves de los "rumores y especulaciones", que era como califica el cierre de la fábrica de Barcelona hace unos días, a confirmarlo todo. Nissan cerrará todos los centros productivos y logísticos que tiene en Cataluña, tanto la planta de Barcelona, como las de componentes de Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca así como un centro logístico y de desarrollo en El Prat de Llobregat.

Se trata de un repliegue industrial en toda regla coincidiendo con las medidas restrictivas de la movilidad por el estado de alarma y con el 41 aniversario de la llegada de "los japoneses" a la Zona Franca de Barcelona en 1979. La planta que fabricaba los camiones y furgonetas de la marca Ebro, como herencia de Ford, pasó a manos de Nissan en su desembarco en Europa. A partir de ahí, la factoría de Barcelona se forjó su fama de planta flexible y especializada en producir los populares 4x4 Patrol y Terrano y furgonetas como la Vanette. 

Esas imágenes estarán muy presentes este jueves en las asambleas de los 3.000 trabajadores afectados por el mazazo de Nissan, que impacta en toda la industria de automoción catalana y española al afetar también a unos 25.000 empleados de empresas proveedoras de componentes y de servicios. 

Comunicación oficial

La cúpula de Nissan encabezada por Makoto Uchida ha comunicado esta mañana oficialmente el cierre de todos sus centros productivos en Cataluña al Gobierno español en un plan diseñado para anunciar la mala noticia a todas las partes implicadas. "Es un día muy triste", indicaba el secretario general de Industria, Raül Blanco, después de recibir la confirmación y tras ver que la multinacional ha ninguneado la propuesta de inversión con alfombra roja en forma de ayudas públicas que habían planteado de forma conjunta Barcelona, Cataluña y España. 

El Ministerio de Industria ha lamentado la noticia y ha propuesto a los directivos de Nissan crear un grupo de trabajo para buscar alternativas a la fábrica para intentar que la salida de Nissan no sea "a la francesa", es decir, casi sin despedirse como es debido.

Precisamente, en la decisión final de Nissan ha pesado el nuevo reparto de territorios y funciones dentro de la alianza Renault Nissan Mitsibishi, que significa que Nissan 'subcontrata' buena parte de su producción a la marca francesa. Además, el 'lobby' británico que dirige Nissan en Europa se ha impuesto nuevamente y ha conseguido que la planta de Sunderland siga en el mapa de la alianza a pesar incluso de que el Reino Unido esté ya fuera de la Unión Europea. O precisamente por eso debido a las ayudas sin el corsé europeo prometidas por Boris Johnson. 

Lucha sindical "hasta el final"

Pero los sindicatos, de momento, no quieren pensar en un plan B para Nissan en Barcelona y hacen un llamamiento a los trabajadores a endurecer las protestas en una "lucha hasta el final" con la esperanza de que Nissan se replantee el cierre. "Todavía hay partido", indicaba un destacado dirigente sindical. Para Maria Recuero, secretaria general de USOC (el sindicato con más representantes), "hace falta una dura oposición a estos planes de la multinacional para convertir en inviable el cierre". 

Los sindicatos contarán con el apoyo de las administraciones en exigir a Nissan que pague hasta el útimo céntimo de dinero público recibido en los últimos años al considerar que ha incumplido los acuerdos con su fuga industrial. De momento, Nissan tendrá que devolver todos los fondos que ha recibido del Inem y la Seguridad Social en el ERTE por causa de fuerza mayor que tiene en vigor todavía, gracias al cual solo pagaba el 25% de las cotizaciones de los trabajadores.    

Coste del cierre

El Ministerio de Industria insiste en que la continuidad de la fábrica barcelonesa tiene sentido económico para Nissan "al ser más rentable invertir que asumir el coste del cierre, que podría superar los 1.000 millones de euros". El plan para salvar Nissan suponía una inversión de 300 millones de los que podría recuperar alrededor de 40 o 50 millones con las ayudas públicas de todo tipo ofrecidas.

"La planta de Barcelona tiene carácter estratégico, ya que abandonar la Ciudad Condal y España es abandonar la Unión Europea, con el consiguiente coste reputacional en un mercado de más de 500 millones de habitantes", añade el ministerio. En la nota, Industria señala que una vez conocida la decisión, que le fue comunicada oficialmente esta mañana, se inicia un periodo de negociaciones en el que se establecerán los plazos y las condiciones del proceso.

Así, el Gobierno de España convocará en los próximos días a Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona, Consorcio Zona Franca y centrales sindicales para analizar conjuntamente la situación y estudiar diferentes escenarios de futuro.