En los pasillos de Renault, donde cada nombramiento se cuece a fuego lento y entre capas de equilibrios políticos, técnicos y simbólicos, François Provost ha ganado terreno sin hacer ruido como nuevo CEO. No es un rostro mediático ni un disruptor de estilo Silicon Valley, pero sí un estratega de la casa, discreto, eficaz, y con una hoja de servicios que lo sitúa ahora en la pole position para convertirse en el próximo CEO del grupo automovilístico francés.

La decisión aún no es oficial. Será el consejo de administración de Renault quien tenga la última palabra este miércoles, tras revisar los resultados del primer semestre y evaluar los finalistas para suceder a Luca de Meo, quien dejó su puesto de forma inesperada hace pocas semanas para incorporarse al grupo de lujo Kering. Pero según han adelantado medios como Bloomberg, Le Figaro y Les Echos, Provost, actual responsable de compras, se ha impuesto en las quinielas internas, con el respaldo de varios miembros del comité de nominaciones.

En el tablero también aparece otro nombre de peso: Denis Le Vot, director de la marca Dacia, uno de los grandes éxitos recientes del grupo por su enfoque de movilidad accesible y eficiente. Aunque sigue en la carrera, fuentes cercanas al proceso citadas por Reuters dan a Provost como favorito en una contienda que se ha desarrollado con el mismo tono que caracteriza al candidato: sin estridencias, pero con pasos firmes.

Continuidad frente al ruido

Provost, de 57 años, acumula más de dos décadas en Renault y ha ocupado puestos clave en áreas sensibles como China, Corea y operaciones internacionales. Pero fue en la última etapa, con Luca de Meo como CEO, cuando su papel se volvió decisivo: asumió el mando de la estrategia de compras globales, una pieza central del plan “Renaulution” lanzado en 2022 para reenfocar la empresa en rentabilidad, electrificación y eficiencia industrial.

Su perfil representa una apuesta por la continuidad, en un momento en que Renault necesita estabilidad más que titulares. Con la publicación de resultados a la vuelta de la esquina (31 de julio), y tras un profit warning que rebajó expectativas de margen y flujo de caja por la caída de ventas en junio, el grupo afronta un segundo semestre de máxima exigencia.

En ese contexto, la elección de un CEO que conoce los entresijos de la reestructuración, que ha tejido relaciones clave con socios industriales y proveedores, y que ha evitado los focos mediáticos, podría ser un mensaje de solidez interna frente a la volatilidad del entorno.

Una compañía en fase de redefinición

El relevo en la cúpula llega en un momento estratégico para Renault, que está avanzando en su separación de la unidad eléctrica Ampere, redefiniendo su alianza con Nissan y cerrando filas en torno a sus marcas más rentables. De Meo dejó un plan ambicioso que no ha terminado de consolidarse, y cuya ejecución dependerá ahora del liderazgo que venga.

¿Será Provost quien le dé continuidad desde una visión pragmática y operativa? ¿O se impondrá finalmente el enfoque más comercial y de producto que podría encarnar Le Vot desde la experiencia de Dacia? Lo sabremos pronto. La junta de Renault se reunirá esta semana, y el anuncio se espera tras el cierre del mercado.