El Stelvio es uno de los modelos más atractivos de Alfa Romeo, un SUV deportivo y con garra que toma su nombre de uno de los puertos de montaña italianos más míticos y lleno de historias. El paso del Stelvio es una ruta imprescindible para los apasionados del asfalto, en dos o cuatro ruedas. Forma parte de la carretera italiana SS38 (Strade Statali 38), considerada una de las más espectaculares del mundo. Lo construyó entre 1820 y 1825 el ingeniero Carlo Donegani, por encargo del Imperio Austríaco del que entonces formaba parte la actual Lombardía italiana. 

Desde el siglo XIX esta carretera ha cambiado muy poco. En su origen servía para conectar la entonces austríaca Milán con Viena, pero desde 1919 es una carretera italiana que discurre en parte en paralelo a la frontera suiza y sirve para acceder a estaciones de esquí o simplemente para disfrutarla trazando sus más de 80 históricas curvas. La guinda de esta carretera es el Stelvio que con una altura de 2.757 metros es el segundo paso de montaña más alto de los Alpes, después del francés Col de l’Iseran (2.770 mt.). Es famoso desde los años 50 del siglo XX por ser la cima del Giro de Italia, el de los ciclistas.

El Passo dello Stelvio se ubica en el 'comune' (ayuntamiento) de Bormio, en el límite de la provincia de Bolzano, una curiosa región italiana donde se habla alemán y los documentos de identidad están en las dos lenguas, alemán e italiano. Está a 260 kilómetros de Verona, a 104 de Bolzano y a 90 de Davos, en Suiza, sí la famosa localidad donde antes de la pandemia se reunían anualmente los poderosos del mundo para entablar relaciones. 

Durante la I Guerra Mundial fue escenario de terribles batallas entre austriacos e italianos que dejaron miles de muertos, además de por las bombas por el intenso frío. Alessandro Barico, el famoso escritor italiano, autor de ‘Seda’, dedica uno de los capítulos de su novela ‘Esta historia’ a una de estas batallas, la de Caporetto. En esta novela el automóvil es el corazón de la trama, arranca en una de las primeras la Mille Miglia y la historia se centra en construir un circuito inspirado en la vida de una persona. Este libro está dedicado a Valentino Rossi.

Estaciones de esquí

En los Alpes, a los 2.757 metros del paso del Stelvio hay nieves perpetuas, incluso es posible esquiar en verano en Alta Valtellina, donde hay unas buenas estaciones de esquí además de los espectaculares glaciares Livrio, Geister y Nagler. Hay que conocerlos antes de que el cambio climático acabe con ellos.

Pero si lo que quieres es conducir por esta revirada carretera hay que tener en cuenta que el Paso de Stelvio está cerrado entre noviembre y mayo cuando las nieves y el hielo lo hace intransitable. Aunque la nieve te la puedes encontrar también en los meses de verano. El 5 de agosto de 2020 una espectacular nevada dejó hasta 25cm de espesor y este año se ha retrasado la apertura de los remontes a mediados de junio por la gran cantidad de nieve.

La ruta que os propongo empieza en Bormio, un punto en el que da igual si llegamos desde Italia o de Suiza. Aunque está a sólo 22 km de la cima del Paso del Stelvio, alcanzarla puede llevar bastante tiempo por la revirada carretera que hay que recorrer. Bormio, a 1.225 metros sobre el nivel del mar, está en la parte más alta del valle Valtellina, rodeado de montañas y glaciares. El turismo de montaña y de esquí ha permitido que se genere una amplia oferta de hoteles para todos los bolsillos, entre los que destaca el elegante Baita Clementi, que está ubicado en un típico chalet alpino construido siguiendo la arquitectura de la zona.

Curvas numeradas

La subida comienza con curvas de 180 grados. La pendiente media del ascenso es del 7,1% con tramos de más del 10%, lo que hace que se note hasta en los oídos. Para los más sensibles es conveniente que masquen chicle. Una de las cosas más divertidas es que las curvas están numeradas (quizás por el Giro) así que sabes cuánto te queda, porque la cima está al superar la curva 48. El paisaje es espectacular, atraviesa prados y arroyos de montaña, pero según ascendemos es más pedregoso, con menos vegetación. La buena visibilidad permite anticiparnos si vemos un vehículo o un ciclista que está en descenso. Pero también pasamos por túneles iluminados, cortes de la montaña y galerías que dan idea de lo difícil que debió de ser construir esta carretera con los medios del siglo XIX, pico y pala. En el camino hay también algunos mausoleos en homenaje a los muertos italianos de la primera Gran Guerra.

Cuando llegas a la cima sorprende que está lleno de bares, restaurantes, hoteles y puestos de souvenirs, consecuencias de la globalización y fanáticos de los selfies. En la cima hay un gran cartel que indica Cima Coppi, el nombre que recibe cada año el punto más alto del Giro de Italia y el Stelvio tiene el honor de haberlo ganado en múltiples ediciones. Es un homenaje que se hace desde 1965 al desaparecido ciclista italiano Fausto Coppi. Una tradición es poner una pegatina en el cartel de la cima, algo que hacen todos los motoristas que la alcanzan y muchos ciclistas y automovilistas. Y, por supuesto, la foto de rigor de las curvas recorridas, la imagen es espectacular.

El nombre de Stelvio lo toma este puerto de un minúsculo pueblo próximo, pero ahora ya es famoso por sí mismo. Moto Guzzi lanzó en 2009 un modelo con este nombre que ha tenido diferentes generaciones al que se ha sumado el primer SUV de Alfa Romeo.

¿Qué comer en el Stelvio?

Todavía queda el descenso por la vertiente contraria hasta Trafoi, unos 13 kilómetros y otras 40 curvas con una pendiente media del 7,5% que llega hasta el 12% en algunos tramos. La carretera es más estrecha que la del ascenso, pero la conducción igual de apasionante. Recomendable contar con buenos frenos, buenas manos y abstenerse los que se mareen.

Trafoi está a 1.570 metros de altura sobre el nivel del mar y desde esta localidad se pueda visitar el Parco Nazionale dello Stelvio, una enorme extensión en el corazón de los Alpes y uno de los más antiguos de Italia. Además de bosques, cascadas y lagos, tiene una amplia oferta de rutas de senderismo adaptadas al nivel de cansancio que hayas acumulado. 

La gastronomía de la zona es claramente italiana, o sea que sabes que vas a comer bien, pero marcada por la influencia alpina. A las estupendas pizzas y pastas se añaden los quesos y los embutidos (salume) de la zona, como el lardo, un tocino curado y aromatizado que se corta muy fino y es delicioso, o la polenta, con aspecto de puré de patatas pero se hace con harina de maíz y se usa para acompañar a las carnes o como base para una especie de pastel con diferentes embutidos, queso y cocinado al horno. Un planto contundente que permite hacer frente a cualquier ola de frío estival.