Apenas 24 horas después de que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, insistiera en que su departamento iba a mantener su decisión de tener una tolerancia cero respecto al consumo de alcohol por parte de los conductores, Dräger Hispania, la filial española de la compañía internacional, presentaba su campaña 'Si bebes, no arrancas' en la sede madrileña de la Fundación Mapfre para promover el empleo en los vehículos del alcoholímetro antiarranque que han desarrollado.
Hay que señalar que Dräger es una empresa especializada en productos para ayudar a la respiración de las personas, aplicable en hospitales, empresas mineras, dispositivos técnicos en emergencias, etcétera que destina 335 millones anuales en investigación.
Uno de los productos surgidos de esa innovación es el Interlock, un dispositivo similar a los que emplean los agentes de Policía en los controles de alcoholemia, que debe ser utilizado por los conductores antes de intentar poner el coche en marcha. Si detecta una ingesta de alcohol (o drogas) mayor que la permitida, impedirá el arranque del motor.
Dispositivo contra la picaresca
El Gräger 7500 es el resultado de décadas de evolución y desarrollo. En esta última generación, además de simplificar el montaje en los coches, bien a posteriori de la compra del vehículo, bien en el proceso de producción por parte de aquellos fabricantes que quieran ofrecerlo, se han adoptado sistemas que impidan la picaresca. Por ejemplo, el que el proceso de arranque del motor incluya el tomar una foto de quien se va a poner al volante.
La campaña llega en un momento crítico porque entre 2018 y 2022, los accidentes en los que el alcohol estuvo implicado aumentaron un 20,3% y causaron un total de 6.481 víctimas solo en 2022, lo que supone un incremento del 16,1% respecto a cuatro años anteriores.
Todo esto llevó a que, siguiendo el ejemplo de otros países europeos como Finlandia, Francia, Suecia o Noruega, España aprobara en 2022 una ley que obliga a instalar estos dispositivos en autobuses y vehículos de transporte de pasajeros. Pero tres años más tarde, la falta de desarrollo reglamentario la ha convertido en un texto inútil.
Obstáculos a la puesta en marcha
Daniel Fisac, director general de la compañía en España y Portugal, señalaba que el principal problema reside en que sacar adelante su reglamento supone que se pongan de acuerdo los ministerios de Industria, Transporte, Sanidad y Trabajo. Y tampoco ayudan mucho los sindicatos, que manifiestan que este control podría ser un atentado a la intimidad de los trabajadores. Por cierto que, esta protección a la intimidad de los conductores ya ha obligado a dejar en suspenso una posibilidad que también ofrece el Interlock, el control de las flotas para su gestión más eficiente.
La campaña, abierta a que se sume cualquier tipo de organización, ya cuenta con el respaldo de AESLEME (Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal). Su directora, Mar Cogollos, ha participado en el lanzamiento con un llamamiento a instituciones y ciudadanos. Implantar el alcoholímetro antiarranque en vehículos de transporte de mercancías y autobuses tiene un impacto potencial directo y medible en la seguridad vial: permitiría evitar cada año hasta 960 siniestros, salvar más de 80 vidas, reducir 126 heridos graves y hasta 1.246 heridos leves, atendiendo a los datos de siniestralidad de 2023. Además, podría generar un ahorro anual superior a los 220 millones de euros anuales en costes humanos y materiales. Todo ello con una inversión que, de ser subvencionada por el Estado para las flotas profesionales, se amortizaría en menos de cinco años.
El Interlock 7500 tiiene un precio de 1.400 euros. De momento, hay dos fabricantes que lo montan en sus vehículos: MAN y Daimler Benz. Y un carrocero, Irizar.
Fisac y Mar Cogollos señalaban que es necesario que comience a ser efectiva la ley para evitar el contrasentido de que las grandes flotas de autobuses urbanos de Madrid y Barcelona, que totalizan 3.450 vehículos para transporte de pasajeros, no llevan este dispositivo.