Mientras la industria del motor se lanzaba a una frenética carrera por el coche 100% eléctrico, Toyota era el blanco de todas las críticas: lento, conservador, anclado en sus híbridos. Sin embargo, los números del presente no mienten: ventas récord en el primer semestre de 2025. El gigante japonés no solo aguanta el tipo, sino que busca ganar la partida futura en el territorio “sólido”.


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En un 2025 convulso para muchos fabricantes, Toyota navega con una calma envidiable. Los datos del primer semestre son elocuentes: casi 5,2 millones de vehículos vendidos (incluyendo Lexus), un crecimiento del 5,5% respecto al año anterior. Mientras otros ven caer sus cifras, Toyota podría batir su récord histórico anual. ¿El secreto? Una apuesta por la tecnología híbrida que ha demostrado ser exactamente lo que el mercado global demandaba: una transición lógica, fiable y sin la ansiedad de la autonomía.

Durante años, hemos escuchado el mismo mantra: Toyota se está quedando atrás. Su gama 100% eléctrica, con el bZ4X como único estandarte durante mucho tiempo -poco competitivo y con muchos errores de juventud-, parecía una anécdota frente a la ofensiva china y el lento despertar europeo y americano. Pero lo que muchos analistas veían como un error de cálculo, puede haber sido en realidad una estrategia deliberada y paciente, una segunda jugada maestra tras la de la hibridación. Como en la fábula de la liebre y la tortuga, mientras todos corrían el sprint del coche eléctrico actual, Toyota se preparaba para la maratón eléctrica del futuro.

Koji Sato y Akio Toyoda, en una prueba de un Lexus eléctrico / YOUTUBE TOYOTA

Trabajando desde el anonimato…

Ese futuro tiene un nombre: baterías de estado sólido. Esta tecnología podría ser el verdadero Santo Grial de la automoción: autonomías superiores a los 1.000 km, recargas en menos de 10 minutos y una seguridad muy superior a las actuales baterías de iones de litio. Y aquí es donde la "lentitud" de Toyota se puede terminar rebelando como una genialidad. El fabricante japonés lleva años investigando en silencio, acumulando más de 1.300 patentes en este campo, una cifra que ridiculiza a sus competidores, incluido el mejor competidor chino, que apenas roza el centenar.

Desde la década de los ´60, el desarrollo de las baterías de estado sólido se ha visto frenado por un problema crucial: su baja conductividad iónica. No fue hasta 2011 cuando el profesor Kanno, del Instituto de Tecnología de Tokio, inventó un electrolito sólido a base de sulfuro que permitió superar este obstáculo. Toyota desarrollaría un prototipo de batería completamente sólida ya en 2012 y presentaría en 2020 un concepto rodante equipado con esta tecnología.

Esta no es solo una batalla tecnológica, es una partida de ajedrez industrial a nivel global. Las baterías de estado sólido requieren procesos de fabricación completamente nuevos, lo que significa que la actual ventaja de China en la producción de baterías se puede desvanecer. Es un "reinicio" en toda regla, una oportunidad para que Japón, con Toyota a la cabeza y el apoyo del estado, recupere notoriedad en la era de la electrificación.

China mira de reojo…

Desde China ya le vienen viendo las orejas a este lobo desde hace tiempo. En 2023, el Ministerio chino de Industria y Tecnología de la Información llevó a cabo una amplia encuesta entre expertos con el objetivo de identificar una tecnología disruptiva que pudiera amenazar el dominio de China en el sector de las baterías. En 2024, China creó una plataforma de cooperación en innovación, investigación e industria centrada en las baterías de estado sólido. Así, BYD apuesta por la investigación interna, SAIC Group colabora con la startup Qingtao Energy; Nio, con WeLion New Energy; y Changan, con Chongqing Thailan New Energy. Pero CATL es el actor más comprometido, ampliando su equipo de I+D en baterías de estado sólido hasta superar los 1.000 empleados. El salto del electrolito líquido a las baterías de estado sólido basadas en sulfuro solo ofrece una compatibilidad del 50 % con las líneas de producción existentes. Así que la ventaja actual, se puede diluir.

Con la certificación de su batería obtenida en 2024 y el inicio de la producción previsto para 2026, Akio Toyoda puede volver a demostrar que su camino era el correcto. Su dominio actual con los híbridos le ha dado el músculo financiero para apostar por la tecnología que definirá la próxima década. Quizás, después de todo, la tortuga sabía perfectamente lo que hacía.