La inauguración del Salón IAA Mobility 2025 en Múnich, la tercera edición del gran escaparate alemán y europeo de la automoción, se convirtió en un escenario político de primer orden. El canciller alemán, Friedrich Merz, lanzó un aviso a Bruselas en su discurso de inauguración: la Unión Europea no debe encasillarse en una única vía tecnológica —la electrificación—, sino mantener la “apertura tecnológica” como principio rector de la transición.


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“Queremos que las mejores ideas y las mejores tecnologías compitan entre sí”, afirmó Merz ante ejecutivos, ministros y responsables políticos, subrayando que la movilidad del futuro no puede decidirse por decreto, sino por innovación y eficiencia.

El automóvil como libertad y prosperidad

El canciller defendió el peso del sector en Alemania: más de 770.000 empleos directos dependen de la automoción, desde las grandes marcas hasta proveedores familiares. “El coche seguirá siendo un pilar de la movilidad individual, una pieza de libertad para millones de ciudadanos”, recalcó, mientras destacaba que tres cuartas partes de la producción nacional —más de cuatro millones de vehículos— se exportan cada año.

Merz recordó que la industria afronta una etapa de “transición difícil hacia la electromovilidad” en medio de una competencia feroz de China y Estados Unidos. Para sostenerla, el Gobierno federal ha puesto en marcha incentivos como deducciones fiscales para vehículos eléctricos, límites en la tributación de coches de empresa e inversiones en infraestructura de carga.

Bruselas, en el punto de mira

El jefe del Ejecutivo insistió en que Europa necesita una regulación “inteligente, fiable y flexible”, alejada de lo que definió como “prohibiciones legales” o “compromisos unilaterales con determinadas tecnologías”. Para Merz, la neutralidad climática debe alcanzarse con una combinación de competitividad e innovación, no con rigideces normativas.

El mensaje resonó como una advertencia a la Comisión Europea en plena revisión de las normativas de emisiones. “Los compromisos políticos unilaterales con ciertas tecnologías son un error de política económica”, sentenció.

El escaparate de Múnich

La IAA Mobility 2025 exhibe la amplitud de ese debate. Con 748 expositores de 37 países y más de 350 estrenos mundiales, el salón refleja el pulso de una industria que se reinventa entre eléctricos, híbridos, combustión sintética y conducción autónoma. La presidenta de la VDA, Hildegard Müller, coincidió con Merz al reclamar menos burocracia y más apoyo a la competitividad: “Nuestra industria ha hecho los deberes. Somos líderes en innovación y movilidad eléctrica, pero Berlín y Bruselas deben cumplir ahora con reformas estructurales”.

El ministro-presidente bávaro, Markus Söder, fue aún más explícito: pidió levantar la prohibición europea a los motores de combustión más allá de 2035 y reclamó energía más barata para la industria.

Mientras tanto, en el centro de Múnich, el Open Space de la feria acercará a los ciudadanos las novedades en coches, bicis y movilidad urbana, reafirmando que la batalla por el futuro de la automoción no solo se libra en los despachos de Bruselas o Berlín, sino también en las calles.