El rugido de los motores volverá a escucharse en Montmeló del 30 de mayo al 1 de junio, pero este año no solo está en juego una carrera, sino también el futuro de la prueba. El Circuit de Barcelona-Catalunya afronta el Gran Premio de España de Fórmula 1 de 2025 con la mirada puesta más allá del podio, en el gran desafío que representa renovar su contrato con Liberty Media más allá de 2026. Y lo hace con un ojo en los boxes y otro en Madrid, que prepara su propio desembarco en el calendario con un circuito urbano en IFEMA y contrato asegurado a partir de 2026.
La carrera de este año no es una más. Es como un examen final. Los responsables del trazado catalán lo saben, y por eso han puesto toda la carne en el asador para mejorar la nota en dos asignaturas pendientes; el acercamiento del GP a la calle con más espectáculo y el transporte hasta Montmeló. Barcelona vuelve a ser epicentro con una 'fan village' en plena Plaza de Cataluña con actividades gratuitas para el público, como ya hizo la organización en 2024. Sin embargo, este año no está prevista la exhibición de monoplazas frente a los edificios modernistas del paseo de Gràcia tras las quejas suscitadas, que contrastaron con el éxito de espectadores.
Carlos Sainz con Ferrari en el centro de Barcelona
Más transporte y espectáclo
Otra de las novedades en el GP de España de F1 de 2025 es el refuerzo del transporte público desde la ciudad con buses lanzaderas que conectarán la Estació del Nord de Barcelona con el circuito situado en el Vallès. Asimismo, se incentivarán los desplazamientos en moto con un nuevo aparcamiento gratuito y vigilado junto al trazado. Todo ello para evitar los habituales colapsos circulatorios y las escenas de miles de aficionados caminando por carreteras los 2,5 kilómetros que separan la estación de tren de Montmeló y el circuito debido a la falta de ejecución del proyecto de un apeadero a pie de pista. En esta edición, se espera superar los 130.000 espectadores de 2024.
Estos cambios coinciden con el relevo en la gestión de Fira de Barcelona, que recibió el encargo de explotar y organizar las actividades del Circuit. "Tenemos la voluntad de reafirmarnos con la tradición para encarar con garantías de éxito la renovación del contrato”, afirmó Pau Relat, presidente del consejo de administración de Fira de Barcelona, durante la presentación de la carrera.
Una edición “histórica”, como repiten desde la organización. No solo por la presión del calendario, sino porque se cumplen 75 años de la Fórmula 1, 50 del adiós a Montjuïc y 35 carreras consecutivas en Montmeló. Un legado difícil de replicar.
Gradas repletas de aficionados en el GP de España / CIRCUIT
En busca del doblete de F1 de Barcelona y Madrid
Mientras tanto, desde Madrid ya se calienta el asfalto de cara a 2026. La capital tomará el testigo del nombre oficial de “Gran Premio de España”, lo que obligaría a rebautizar el evento catalán (¿GP de Catalunya?) si ambos circuitos terminan coexistiendo. La Generalitat lo ve posible, aunque prefiere la prudencia.
“El éxito del éxito es la discreción”, repitió hasta tres veces el conseller d’Empresa i Treball, Miquel Sàmper, cuando se le preguntó por las negociaciones con Liberty Media.
Pero el trasfondo es claro. Si Barcelona quiere mantenerse en el mapa de la F1 más allá de 2026, no basta con mirar al pasado: hay que demostrar futuro. Y para ello el Circuit se está renovando, tanto en infraestructuras como en estrategia de sostenibilidad, movilidad y experiencia del aficionado.
Según datos presentados este lunes, los grandes premios de Fórmula 1 y MotoGP generan unos 500 millones de euros al año y más de 2.500 puestos de trabajo. Más allá del espectáculo, el Circuit, que se financia con fondos públicos además de los ingresos por taquilla y cesiones de espacios, se reivindica como una infraestructura clave para la economía y la proyección internacional de Cataluña.