Con el Citroën C5 X, la marca recupera, de alguna manera, su tradición de grandes y confortables berlinas. En Coche Global hemos probado el nuevo C5 X, construido sobre la plataforma de Stellantis EMP2 (Efficient Modular Platform), que permite una gran versatilidad de tracciones y sistemas de propulsión.

El Citroën C5 X tiene una larga carrocería, que podría parecer un Station Wagon, pero la caída del techo en la parte trasera le da un aire vintage y lo acerca un poco a las berlinas del brillante pasado de Citroën, como el DS, CX, XM o C6. Con una carrocería que mide 4,80 metros de largo, frente a los 4,5 del C5 Aircross, tiene un voladizo trasero más largo que el delantero, con una batalla de casi 2,8 metros. El ancho es de 1,86 metros y el alto, 1,49. 


Valoración del Citroën C5 X: diseño, 8; interior, 8,7; motor, 8,4; conducción, 8,6; global, 8,42.


Muy lejos del lujo y la sofisticación de sus antepasados, tiene un amplio espacio interior, incluso en las plazas traseras y unos confortables asientos, los Citroën Advanced Comfort, con un acolchado especial que los acerca a un sillón. Estas características, unidas a una suspensión ‘muy Citroën’, la última evolución de la suspensión activa que también lleva el C5 Aircross, con topes hidráulicos en los amortiguadores que consiguen frenar la carrocería de forma progresiva, permiten superar los largos viajes e incluso los atascos sin fatigarse. A esto suma un amplio equipamiento de sistemas de seguridad y ayudas a la conducción.

Su personalidad se centra en la silueta, con la fuerte caída del techo en la trasera, que le da un aspecto elegante y que al mismo tiempo que consigue un gran espacio interior y un gigantesco maletero de 545 litros, comunicado con el habitáculo, muy cuadrado, con el piso enrasado en el borde de la carrocería y por lo tanto muy fácil de cargar y descargar. En la versión hibrida enchufable el maletero se reduce a 485 litros porque el espacio es necesario para alojar la batería. Además, obviamente se puede ampliar abatiendo la banqueta trasera. 

Citroën C5 X en la ruta de Coche Global / A.M.

La enorme puerta trasera, de apertura y cierre eléctrico con alarma en la versión que probé, lleva una cortinilla unida al cristal que tapa los bultos, pero es muy elástica y no hay que retirarla cuando tenemos muy lleno el maletero. La luneta trasera no tiene limpiaparabrisas, pero no retiene el agua por la caída del cristal
Si el frontal no es muy llamativo, aunque lleva ya el nuevo morro de la marca, con unos grandes chevrones que se prolongan hasta los laterales y entre los que se insertan las luces, la trasera pisa fuerte, es musculosa y con un pequeño alerón sobre la luneta trasera.  Podría firmarla una marca premium. La gran tapa del capó, muy pesada, no tiene amortiguadores que ayuden en la apertura, pero ciertamente los usuarios la van a abrir muy pocas veces o nunca. 

Casi como un SUV

La carrocería es ligeramente elevada, con una altura libre al suelo de 19 mm, no es un SUV pero facilita la entrada y salida en el habitáculo. Las llantas son de 19 pulgadas delante y detrás y las de la unidad que yo probé tenían un bonito y llamativo diseño en forma de flor.

La gama es corta y sólo está disponible con tres motorizaciones, dos de gasolina, un propulsor PureTech de tres cilindros y 130 caballos de potencia y un cuatro cilindros con 180 caballos que es el que yo probé en un recorrido de casi 600 km entre autovía, carretera, ciudad y un buen atasco al salir y entrar en Madrid. La tercera opción es un híbrido enchufable con una potencia total de 224 caballos, que une un motor de gasolina de 179 y un eléctrico de 110 caballos y tiene una autonomía en modo 100% eléctrico de 55 km.

Nuevo Citroën C5 X / CITROËN

Todas las motorizaciones tienen tracción delantera y cambio automático con convertidor de par de ocho velocidades. Según ha reiterado Citroën, no está previsto ampliar la gama con ninguna motorización diésel ni una tracción integral.

La gama de precios arranca en los 31.900 euros con el motor de 130 caballos, desde 40.100 la motorización ás potente de gasolina de 180 caballos y desde 42.600 el híbrido enchufable. 

El interior es de colores sobrios, grises y negros, en las tres terminaciones posibles (feel pack, shine y shine pack), con algunas pequeñas inserciones claras imitando madera en el interior de la puerta y la parte baja del salpicadero y en las tapicerías de los asientos en algunas versiones. El diseño es elegante y funcional, con buenas terminaciones, pero sin ese punto extra de sofisticación de una berlina de lujo. No falta nada, pero tampoco sobra nada.

Asientos como sofás

El volante es pequeño y cuadrado (la parte superior e inferior son planas) agradable al tacto y muy cómodo. Tras él y frente al conductor hay un pequeño cuadro de instrumentos digital que refleja lo imprescindible y con una grafía muy grandes. No tiene relojes, una rueda indica las revoluciones y la velocidad se marca con grandes números como introdujo en los años 70 del siglo XX el CX. Permite configurar algunas informaciones como el trip. Incluye el sistema head up display que refleja en el parabrisas las informaciones imprescindibles para el conductor, como los límites de velocidad y la velocidad puntual, además de la emisora de radio y el modo de conducción cuando se modifica y las indicaciones del navegador. Se ve muy bien, prácticamente no es necesario bajar la vista a la instrumentación.

Los asientos, tipo sofá, son bastante planos lo que no impide que recojan bien. Los ajustes en la unidad que probé son eléctricos y cuando se apaga el motor se retira el asiento automáticamente para facilitar la salida.

En la consola entre el conductor y el pasajero esta la pequeña palanca del cambio, delante del botón del freno de aparcamiento electrónico. Tras el volante hay dos pequeñas levas negras que nos permiten actuar sobre las marchas. Entre ambos un botón para cambiar entre los tres modos de conducción: sport, normal y eco.

Citroën C5 X, por dentro

En la parte superior de la consola central tiene una pantalla grande de 12 pulgas, táctil y multifunción desde donde se gestiona la negación, los controles del vehículo y el equipo de audio. Tiene también reconocimiento de voz y el sistema se actualiza on line. En la parte inferior, independientes, están los botones de la climatización, los tradicionales e independientes para conductor y pasajeros y debajo del salpicadero hay un cargador inalámbrico para el teléfono con tapa deslizable que lo oculta, bastante útil.

Tiene un buen paquete de ayudas a la conducción desde cámara 360 grados y ayuda al aparcamiento hasta alerta de salida del carril o proximidad a un obstáculo. Todas las alertas se muestran de forma muy visible en el parabrisas.

La respuesta del motor es rápida y el tacto de los pedales muy ajustado, unido a un cambio suave, sin saltos y un freno eficaz consiguen una conducción suave y agradable. Perfecto para viajes largo. Aunque encuentro que la llave es demasiado burda para un coche que quiere ser algo más. Aunque se abre y cierra al acercarse o alejarse quizás se merecía una llave un poco más sofisticada. El consumo es bastante contenido ara su envergadura. En el recorrido que yo hice y a pesar de los atascos el consumo fue de 6,8 litros a los 100 Km. Los datos oficiales para la versión de 130 caballos son de 76 litros y de 1,3 el híbrido enchufable.

Como la berlina DS9, el C5 X se produce en China y aunque los nostálgicos de las antiguas berlinas Citroën no se van a sentir satisfechos con él, abre un camino muy interesante en un mercado cada vez más monótono.