Casi una década después de que estallara el escándalo del Dieselgate, la justicia alemana ha dado un nuevo paso en la rendición de cuentas, aunque con un sabor agridulce. La Audiencia Provincial de Braunschweig condenó este lunes a cuatro antiguos mandos técnicos de Volkswagen por fraude relacionado con la manipulación de emisiones contaminantes en motores diésel. Solo dos de ellos deberían en prisión. El resto, pese a su implicación directa, han logrado penas conmutadas. Y el gran ausente, una vez más, es Martin Winterkorn, el exCEO del grupo, cuya causa fue desglosada por enfermedad.

El juicio ha durado casi cuatro años y pone fin, al menos parcialmente, a un proceso judicial que ha intentado depurar responsabilidades por un fraude que afectó a millones de vehículos y costó a Volkswagen más de 33.000 millones de euros en indemnizaciones y multas. Jens Hadler, antiguo director de Desarrollo de Motores, ha sido condenado a 4 años y medio de cárcel. Otro alto directivo, Hanno Jelden, pagará con 2 años y 7 meses de prisión. Mientras tanto, Heinz-Jakob Neusser, quien llegó a ser miembro del consejo directivo del grupo, ha sido sentenciado a apenas 1 año y 3 meses, pero en libertad condicional. Un cuarto acusado, de menor rango, ha recibido igualmente una pena de libertad condicional de 1 año y 10 meses.

Conocimiento del fraude

Todos ellos conocían la manipulación de las emisiones de CO2. Ese es el elemento central del fallo judicial: el tribunal considera probado que los acusados estaban plenamente al tanto de la existencia y del uso del software que alteraba los datos de emisiones durante las pruebas de laboratorio, haciendo que los coches parecieran menos contaminantes de lo que realmente eran. Una estafa global con consecuencias medioambientales, económicas y reputacionales.

El mecanismo era tan sencillo como ilegal: los motores diésel trucados detectaban si el vehículo se encontraba en condiciones de prueba estáticas, y en ese caso activaban una reducción de emisiones que nunca se producía en la conducción real. Este ardid, explícitamente vetado por la normativa, permitió a Volkswagen vender millones de coches como "limpios", cuando en realidad eran altamente contaminantes.

El fallo judicial deja una pregunta abierta: ¿dónde están los verdaderos responsables del escándalo? El expresidente Martin Winterkorn, quien debía haber sido juzgado junto al resto, sigue fuera del proceso. Enfermo, apartado, y sin fecha para reanudar su juicio. Su testimonio ha sido contradictorio y evasivo, negando siempre cualquier implicación directa. Pero resulta difícil creer que un fraude de esta magnitud se ejecutara sin conocimiento de la cúpula directiva. De hecho, ya en otros procesos paralelos —como el del expresidente de Audi, Rupert Stadler— los jueces han optado por acuerdos con libertad condicional y multas millonarias para evitar penas de prisión. Stadler, que fue una de las figuras más prometedoras del grupo, reconoció su responsabilidad solo cuando la amenaza de la cárcel fue inminente.

Otros juicios por el dieselgate

El veredicto de Braunschweig no es definitivo. El proceso legal sigue abierto para otros 31 acusados en nuevos juicios derivados. Pero hay una sensación de que se está haciendo justicia a medias. Porque aunque algunos técnicos vayan a prisión, los principales responsables corporativos y políticos del Dieselgate han logrado esquivar las consecuencias más graves.

Mientras tanto, cientos de miles de afectados en Europa siguen esperando indemnizaciones, amparados ahora por el reconocimiento del Tribunal de Justicia de la UE, que les da derecho a reclamar. Y los daños al medio ambiente ya están hechos.