Jaguar Land Rover (JLR), el mayor fabricante de automóviles de Reino Unido, anunció que la interrupción de su producción a causa de un ciberataque se prolongará al menos hasta el 24 de septiembre, lo que supone más de tres semanas con sus plantas británicas fuera de servicio.
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La compañía, propiedad del grupo indio Tata Motors, explicó que decidió cerrar sus sistemas informáticos a principios de mes para contener el ataque, que ha afectado gravemente tanto a sus operaciones de fabricación como a su red minorista. Sus tres fábricas en Gran Bretaña, que en conjunto producen alrededor de 1.000 vehículos al día, permanecen detenidas, mientras que miles de sus 33.000 empleados han sido enviados a casa.
“Hemos tomado esta decisión mientras continúa nuestra investigación forense del incidente cibernético y evaluamos las diferentes etapas del reinicio controlado de nuestras operaciones globales, lo cual llevará tiempo”, señaló JLR en un comunicado publicado en su web.
Impacto en la cadena de suministro británica
La prolongada paralización amenaza con tener un fuerte impacto en la cadena de suministro automotriz británica, que sustenta a unas 104.000 personas y depende en gran medida de los contratos con Jaguar Land Rover. El sindicato Unite ha advertido de que la situación podría derivar en pérdida de empleos y reclamó al Gobierno medidas de apoyo.
El ministro de Negocios y Comercio, Chris McDonald, confirmó que se reunió con la dirección de la compañía para abordar “los planes para resolver el problema y reiniciar la producción”. Añadió que expertos en ciberseguridad del Gobierno están colaborando con JLR para intentar restablecer sus operaciones lo antes posible.
Incertidumbre sobre la duración
Aunque algunos medios británicos, como The Telegraph, han informado de que el cierre podría alargarse incluso hasta noviembre, Jaguar Land Rover ha negado esa posibilidad y mantiene oficialmente la fecha del 24 de septiembre como horizonte de reapertura.
La compañía ha reconocido que el ataque comprometió ciertos datos, aunque no ha precisado si involucra a clientes, proveedores o únicamente a sistemas internos.
Un momento delicado para JLR
La crisis llega en un contexto especialmente complicado para el fabricante de lujo. En julio, JLR reportó una caída del 11% en sus ventas trimestrales, arrastrada por la debilidad de la demanda en China y Europa, además de retrasos en el lanzamiento de sus nuevos modelos eléctricos. A ello se sumó la reducción de su objetivo de margen de beneficio para 2026, que pasó del 10% al 5%-7%.
La paralización forzosa añade presión a una compañía que busca reposicionarse en la transición hacia la movilidad eléctrica, mientras se enfrenta al mismo tiempo a un entorno de ciberataques cada vez más sofisticados, que ya han golpeado a otras grandes empresas británicas como Marks & Spencer y la cadena Co-op.