La compleja coyuntura que afronta el sector de automoción y movilidad, marcada por la ralentización económica, la incertidumbre regulatoria y la presión competitiva, ha obligado a las empresas a activar medidas de ajuste y flexibilidad para adaptarse al nuevo escenario. Según el Barómetro Auto Mobility Trends 2025, la finalización de contratos temporales es la medida más utilizada, aplicada por un 48% de las compañías encuestadas.
Artículo publicado en Auto Mobility Trends 2025. Descarga en este enlace el Barómetro
En segundo lugar, la paralización o reducción de inversiones es la medida adoptada por un 24% de las empresas, reflejando un clima de cautela inversora tras años de fuerte crecimiento y ante la necesidad de priorizar proyectos con retorno inmediato.
Le siguen los ERTE por causas económicas, utilizados por un 17% de las compañías. A continuación, la extinción de contratos indefinidos se sitúa como la cuarta medida más aplicada a muy poca distancia, con un 17% de las empresas que han optado por esta vía para ajustar costes estructurales. En quinta posición como medida más utilizada por las empresas se encuentra el aumento de la financiación, que en esta edición se reduce hasta el 14%, confirmando una menor dependencia de recursos externos respecto a años anteriores.
Ajustes más selectivos en un contexto de transformación
En la parte baja del ranking, un 9,5% de las empresas han recurrido a ERTE por causas de fuerza mayor, mientras que los permisos retribuidos recuperables apenas son utilizados por un 7% de las compañías como fórmula de flexibilidad interna para adaptar la producción y la actividad a las necesidades fluctuantes del mercado.
Estos datos evidencian un 2025 en el que las empresas priorizan la flexibilidad laboral y la contención de inversiones para reforzar su estabilidad financiera, mientras la búsqueda de nueva financiación pierde peso como medida prioritaria respecto a ejercicios anteriores. Paralelamente, el Barómetro muestra el enfriamiento de las inversiones. El sector sigue avanzando en su transformación, pero con un enfoque más prudente, selectivo y realista, adaptándose a la demanda real y a las exigencias de la transición tecnológica y ambiental que marcan el ritmo de su evolución.