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Los concesionarios ya ganan dinero. ¿Es un argumento para acabar con el PIVE?

Esas cifras positivas tienen doble filo ya que se pueden convertir en un argumento o una excusa para acabar con las ayudas públicas a la compra de coches

Coches expuestos en el interior de un concesionario de Audi / EFE

Coches expuestos en el interior de un concesionario de Audi / EFE

Redacción Coche Global

10.04.2015 08:18h

2 min

Los concesionarios de automóviles están ufanos. Han informado con alivio que el año pasado mejoraron su beneficio más del 1.000% y pasaron de unas ganancias brutas del 0,09% sobre la facturación al 1,03%. La clave ha sido el plan PIVE, además de la mejora de la confianza de los consumidores. Esas cifras positivas tienen doble filo ya que se pueden convertir en un argumento o una excusa para acabar con las ayudas públicas a la compra de coches.

La Asociación de Vendedores de Automóviles (Ganvam) recuerda que los concesionarios que han sobrevivido al tsunami de la crisis han llegado agotados puesto que seis de cada 10 establecimientos sufrían pérdidas hace solo dos años. El peso de las ventas de coches se ha incrementado del 42% al 48% de toda la facturación debido también a los fuertes aumentos de matriculaciones de los dos últimos años y a la pérdida de negocio en la postventa, tanto en recambios como en taller.

Indudablemente, la inyección de unos 800 millones de los planes PIVE ha evitado cierres y ha saneado las cuentas de muchos concesionarios hasta llegar al momento actual en el que previsiblemente este año logren un beneficio más claro que en el 2014. Por tanto, una interpretación posible es que las ayudas públicas, además de mejorar las arcas del Estado por la mejora de la recaudación fiscal, también han propiciado que los concesionarios empiecen a ser rentables y ganen dinero. Si a ello le sumamos el efecto del crédito fiscal por las pérdidas acumuladas, nos encontramos con empresas subvencionadas que ganan dinero y que no tienen que pagar impuesto de sociedades.

Esa situación debe ser ahora mismo una patata caliente en la mesa de Cristóbal Montoro y de Mariano Rajoy a la hora de decidir la continuidad del PIVE. Quizá por ello cada vez más directivos del sector apuntan la posibilidad de un aterrizaje suave para la finalización de las ayudas. Por ejemplo, el consejero director general de Nissan Iberia, Marco Toro, abrió la puerta a un final progresivo en el que la subvención se reduzca en varios tramos, tal como se hizo en Francia. La alternativa es un frenazo brusco que provoca un desplome del mercado como ocurrió en Alemania e Italia.

En un momento en el que ya hay algunas cadenas y marcas que invierten de nuevo en las redes comerciales, la reinversión de beneficios podría ser un criterio a tener en cuenta para la nueva fase del PIVE. Así se reforzaría la finalidad de utilidad pública de los fondos destinados a incentivar un sector que es la envidia de otras empresas.

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