Los frenos son uno de los componentes más importantes a la hora de conducir cualquier vehículo y su buen estado es imprescindible para poder hacerlo de manera segura. Normalmente cuando se habla sobre el mantenimiento de los frenos se  suele pensar en las pastillas y los discos, pero hay otros elementos a tener en cuenta a la hora de realizar este mantenimiento.

El líquido del sistema de frenado es un fluido hidráulico que utilizado en los vehículos que transmite la fuerza que ejerce el conductor cuando pisa el pedal correspondiente. Al pisarlo, se ejerce una fuerza dentro de un sistema hidráulico estanco. Esto, finalmente, provoca que los pistones de las pinzas ejerzan presión sobre las pastillas que finalmente desaceleran el vehículo mediante fricción con el disco de freno.

Imagen tomada de www.motordoctor.es muestra líquido de frenos

Cuándo se debe sustituir el líquido de frenos

La mayoría de fabricantes coinciden en que se debe realizar la sustitución del líquido de frenos en un periodo de entre dos y cuatro años, o al haber recorrido entre 60.000 y 80.000 kilómetros, lo que ocurra antes.

Además existen síntomas que pueden indicar que nuestro vehículo necesita un cambio de líquido de frenos. Si el pedal da la sensación de que no tiene fuerza y baja demasiado, es probable que se deba a un problema con el líquido de frenos. Si notamos que el pedal de freno tiene demasiado recorrido y al pisarlo notamos una sensación esponjosa, también puede significar un problema con el líquido de frenos o que los latiguillos se han dilatado debido a altas temperaturas. En estos casos se debe sustituir el líquido de frenos y realizar las reparaciones convenientes.

Cómo sustituir el líquido de frenos

Hablamos de un componente esencial para la seguridad del coche, por eso es necesario que este trabajo se lleve a cabo por personas con los conocimientos y las herramientas necesarias.

Para sustituir este líquido hay que seguir los siguientes pasos:

1. Aparcar el coche en un lugar adecuado. El lugar debe ser suficientemente amplio como para trabajar sin problemas y la zona debe ser llana para evitar problemas.

2. Se debe localizar el depósito del líquido de frenos situado en el capó. Mediante el uso de una jeringuilla hay que extraer el líquido de frenos antiguo por completo. Una vez extraído todo el líquido, hay que utilizar una jeringuilla nueva para llenar el depósito con el líquido nuevo. Este proceso debe realizarse de forma rápida para evitar que entre demasiado aire en los frenos.

3. Retirar las ruedas en orden. Una vez cambiado el líquido de frenos, se deben purgar las pinzas de cada una de las ruedas, la primera de ellas será la rueda trasera derecha. Para poder retirarla se debe elevar el coche mediante un gato y caballetes para gato.

4. Conectar el bombín del freno con un recipiente. En la rueda, se debe localizar un tubo de plástico que sale del bombín de freno, retirarle la protección y conectarle un manguito de goma. Ese manguito de goma debe llegar hasta el recipiente elegido para guardar el líquido acumulado.

5. Pedir a otra persona que bombee el pedal. Ésta debe pisar el freno repetidas veces sin llegar al fondo.

6. Abrir el purgador y dejar salir el líquido. Una vez bombeado el pedal, hay que usar una llave fija para abrir el purgador. En este momento el ayudante debe pisar el pedal suavemente hasta el fondo. En el momento en que él llegue al fondo hay que volver a cerrar el purgador. Este proceso se debe repetir dos o tres veces hasta purgar por completo la rueda.

7. Comprobar el nivel del líquido. Tras terminar el purgado, hay que comprobar, y corregir si es necesario, el nivel del líquido del depósito.

8. Retirar el manguito y colocar de nuevo la rueda.

9. Repetir el mismo proceso con el resto de las ruedas. Se deben volver a seguir los mismos pasos con el resto de las ruedas siguiendo el orden siguiente: rueda trasera derecha, rueda trasera izquierda, rueda delantera derecha y rueda delantera izquierda.

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