Stellantis tuvo que hacer complicados equilibrios en el tercer trimestre para mejorar sus resultados pese a sufrir un fuerte impacto en sus fábricas por la falta de microchips. El grupo que integra las antiguas multinacionales PSA y FCA facturó 107.861 millones de euros en los nueve primeros meses del año, un 20,7 % más, a pesar de que dejó de producir unos 600.000 vehículos en el tercer trimestre (cerca de un 30%) por los parones de sus fábricas, incluidas las de Vigo, Zaragoza y Madrid.

En lo que va de año, el grupo vendió 4,3 millones de unidades, un 14,3% más que en el mismo período de 2020. Sin embargo, la situación empeoró en el tercer trimestre, cuando las ventas de Stellantis cayeron un 27% y se quedaron en 1,131 millones de vehículos. La causa fue la pérdida de cerca de un 30% de la producción prevista (unos 600.000 vehículos) debido a los problemas de aprovisionamiento de semiconductores. Sin embargo, la facturación trimestral bajó solo un 14%, hasta 32.551 millones de euros, gracias a la tendencia general del sector del automóvil de centrarse en la venta de los modelos de más valor.

Nuevos lanzamientos

"Nuestra estrategia comercial y el lanzamiento de nuevos vehículos han atenuado el impacto persistente de la penuria de semiconductores", señaló la compañía en un comunicado, en el que resaltó que los mejores precios de las ventas compensaron parcialmente la caída de la comercialización. Jeep Grand Cherokee, Peugeot 308, Opel Mokka o Citroën C4 son algunos de esos nuevos modelos lanzados en los últimos meses por Stellantis, que aglutina a marcas como Jeep, Chrysler, Fiat, Peugeot, Citroën, Opel o DS.

A pesar de las dificultades, el grupo mantiene su objetivo de alcanzar un margen operativo de alrededor del 10% para el conjunto del año, según indicó el responsable de finanzas del grupo, Richard Palmer.