Nissan calcula que los aranceles estadounidenses supondrán un impacto de más de 3.000 millones de dólares en su cuenta de resultados este año. Así lo confirmó el CEO de la compañía, Iván Espinosa, quien urgió a los negociadores japoneses a acelerar las conversaciones bilaterales con Washington para reducir estas cargas impositivas.

Durante una intervención en la Cumbre sobre el Futuro del Automóvil del Financial Times, Espinosa fue tajante: “Necesitamos aclarar las cosas lo antes posible”. La compañía calcula que sus exportaciones desde Japón y México —que suponen cerca del 45% de sus ventas en EE. UU.— se verán gravadas con unos 450.000 millones de yenes (3.080 millones de dólares) en aranceles a lo largo del año fiscal.

La presión arancelaria se suma a un año especialmente difícil para el fabricante japonés. Nissan anunció esta semana un agresivo plan de reestructuración global, que incluye el cierre de siete plantas de producción y la eliminación de 20.000 puestos de trabajo en todo el mundo. El programa, denominado Re:Nissan, tiene como objetivo recuperar la rentabilidad antes del ejercicio fiscal 2026, en un contexto de caída de ingresos, aumento de costes y cambios drásticos en el mercado automovilístico global.

Negociación urgente

Los aranceles han hecho que los fabricantes japoneses pierdan competitividad en el mercado estadounidense, según Espinosa. Por ello, Nissan ha intensificado su presión sobre el Gobierno de Japón para lograr avances concretos en las negociaciones con la administración estadounidense. Aunque Tokio fue uno de los primeros en iniciar conversaciones con Washington, países como el Reino Unido han logrado cerrar acuerdos bilaterales antes. Una tercera ronda de reuniones podría celebrarse la próxima semana en Washington, con la participación del principal negociador japonés, Ryosei Akazawa.

La automovilística atraviesa una etapa crítica tras cerrar el último ejercicio con unas pérdidas netas de 670.900 millones de yenes (unos 4.040 millones de euros), lo que ha obligado a redoblar esfuerzos para evitar una deriva mayor. A falta de medidas de mitigación concretas por parte de EE. UU., el impacto de los aranceles amenaza con agravar aún más la ya frágil posición de Nissan en el mercado global.