Mladá Boleslav (República Checa), 1895. Un mecánico, Václav Laurin, y un librero, Václav Klement, ponen en marcha un pequeño taller para fabricar bicicletas con una misión clara: mejorar la movilidad tras una mala experiencia con un taller. Esa fue la semilla de la que surgieron motos y coches hasta llegar a la actual Skoda. Ahora, 130 años después, la marca checa se ha convertido en uno de los principales fabricantes de automóviles de Europa, con presencia global, una sólida rentabilidad y una hoja de ruta marcada por la electrificación.

Para celebrar esta trayectoria centenaria, Škoda ha conmemorado su aniversario con un acto en la residencia del embajador de la República Checa en Madrid, Libor Sečka, en el que participaron representantes institucionales y directivos de la marca, como el director general de Škoda España, Fidel Jiménez de Parga.

“Škoda es una historia de éxito industrial y un puente sólido entre la República Checa y España”, destacó el embajador, recordando que ambos países, aunque separados geográficamente por más de 2.000 kilómetros y sin frontera común, están unidos por una potente industria automovilística: España es el segundo mayor fabricante de vehículos de Europa y Chequia, el tercero.

Primeras motos de los creadores de Skoda

Una historia forjada sobre dos ruedas… y un motor

La marca checa es hoy la quinta marca más antigua del mundo del automóvil, tras Peugeot, Tata, Opel y Mercedes, pero su origen se remonta a la necesidad: Klement no encontraba repuestos para su bicicleta y, junto a Laurin, decidió fabricarlos. A finales del siglo XIX comenzaron con bicicletas, en 1899 lanzaron motocicletas y en 1905 presentaron su primer coche: el Voiturette A, todo un icono del automovilismo centroeuropeo.

En 1925, tras una etapa de crecimiento, Laurin & Klement se fusionó con la firma industrial Škoda Works, adoptando el nombre definitivo. Desde entonces, la marca ha superado guerras, crisis económicas y transiciones políticas, manteniéndose como pilar de la industria checa. Hoy, el sector de la automoción representa el 20% de las exportaciones del país y Škoda aporta más del 5% del PIB nacional.

De las bicis al Epiq: la evolución de una marca

A lo largo del siglo XX, Škoda desarrolló vehículos míticos como el Felicia descapotable (1961) o el coupé 110 R (1970). La marca fue nacionalizada durante la era socialista, pero su gran transformación llegó en 1991 con su integración en el Grupo Volkswagen, convirtiéndose en su cuarta marca junto a VW, Audi y SEAT, que también compró por esa época.

Desde entonces, Škoda ha escalado posiciones con modelos como el Fabia, el Octavia y, más recientemente, los SUV Karoq y Kodiaq, que hoy representan el 65% de sus ventas. En 2020 llegó el primer eléctrico, el Enyaq, y en 2026 será el turno del Epiq, que se producirá en España, en la planta de Volkswagen Navarra, con una previsión de más de 100.000 unidades anuales.

Primer coche de Skoda

Un aniversario con mirada al futuro

Škoda cerró 2024 con 926.000 coches vendidos, más de 2.300 millones de euros de beneficio y un margen operativo del 8,3%, el más alto del grupo Volkswagen entre sus marcas de volumen. En el primer cuatrimestre de 2025, ya suma más de 260.000 unidades, consolidándose como la cuarta marca europea, por delante de Renault y solo por detrás de Volkswagen, Toyota y BMW. En abril logró incluso superar a BMW y colocarse tercera.

En España, Škoda ha crecido un 20% interanual, con 38.255 coches matriculados en 2024 y una cuota de mercado del 3,8%. El objetivo es ambicioso: llegar al 5% y entrar en el top 10 de ventas, apoyados en una red de 120 puntos de venta y el impulso del programa Škoda Plus para vehículos de ocasión.

“Celebramos nuestro 130 aniversario en nuestro mejor momento”, señaló Fidel Jiménez de Parga, quien también destacó que el Epiq será clave para que Škoda lidere la nueva movilidad desde España, un país que ya es “estratégico” para la marca en producción, ventas y tecnología.

Una marca que representa un país

Para Libor Sečka, embajador checo en España, Škoda simboliza “la fortaleza industrial de Chequia, un país de solo 10,9 millones de habitantes pero con un PIB per cápita superior al de España, un paro casi inexistente del 2,7% y una economía donde la industria representa un 30%”.

“Škoda es mucho más que una marca de coches. Es una embajadora de la República Checa y una expresión de cómo la tradición, la innovación y la cooperación internacional pueden impulsar una movilidad más sostenible y conectada”, concluyó Sečka.

En un mundo donde los desafíos de la movilidad se redefinen cada año, Škoda sigue fiel al espíritu de Laurin y Klement: transformar la movilidad desde la tecnología, la accesibilidad y la calidad. Y aunque el Voiturette A haya dado paso al Enyaq y al futuro Epiq, la ambición sigue intacta: seguir siendo una marca cercana, robusta y avanzada para los próximos 130 años.