La ministra de Industria, Reyes Maroto, no faltó a su cita con la edición de este año de Auto Mobility Trends, aunque lo hiciera telemáticamente. Rodeada del insistente rumor de su salida del Gobierno (al parecer para reconquistar Madrid para el PSOE), su invención sirvió para anunciar el plan PERTE del automóvil que se presentará el lunes, con sus 3.000 millones para invertir en la cadena de valor industrial completa. Un plan que, según palabras de la ministra Maroto, debería permitir que España se convirtiera en un ‘hub’ del coche eléctrico.

Aunque la ‘teleintervención’ de la señora Maroto sonara un poco a despedida con legado del sector del automóvil, su continuidad contra pronóstico en el Gobierno de Pedro Sánchez habrá sin duda tranquilizado a la automoción, que por su gestión hasta el momento nunca podrá acusarla de no haberle escuchado.

El acto, en el escenario de Casa Seat, tuvo un panel impresionante. No se puede decir que faltaran primeros espadas. El tono de las intervenciones fue dócil con alguna alusión a la ‘resiliencia’ del sector. Quizás porque se olía el anuncio del PERTE. Hubo más optimismo que pesimismo salvo en la intervención de Josep Maria Vall, de CIAC, que añadió un toque de realismo al señalar los problemas del día a día a que se enfrentan los fabricantes en España.

Apuntes de la realidad

También hay que celebrar que en medio de la visión única de que el coche eléctrico es el futuro único, Jordi Carmona, representando a UGT-FICA. pusiera sobre la mesa la opción del hidrógeno, algo que parece que no se quiere poner en valor.

Completo el análisis que sobre el sector en 2020 y 2021 hizo Juanjo Berbel, socio de Metyis. Puso de relieve un 2020 menos malo de lo que se esperaba y un 2021 con más dificultades de las que se esperaban, quizás por las causas que apuntaba Vall en su intervención. Las conclusiones eran que las grandes empresas han sido las que han resistido mejor el Covid-19, las que deberían superarlo mejor y las que están dispuestas a apostar por las oportunidades que debería ofrecer el cambio que se abre ante el automóvil. En el otro lado de la balanza hay que poner al sector de la distribución a cuyas empresas puede faltarles el músculo necesario y son demasiado dependientes de los fabricantes.

Un último apunte curioso. El estudio de Coche Global y Metyis señala que ha disminuido en gran manera la oposición del sector a las medidas gubernamentales, europeas y españolas, supuestamente destinadas a avanzar en el terreno de la descarbonización. Pero la explicación puede estar en que ”a la fuerza ahorcan”.